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Visita fugaz

¿A qué vino el libertario? La desastrosa reunión de Javier Milei con Santiago Peña que dejó más preguntas que respuestas

El presidente argentino arribó al país para buscar apoyo político en Asunción contra Brasil en el bloque regional, ignorando deuda de Yacyretá y conflictos de hidrovía, dejando en evidencia un viaje completamente improvisado.

Javier Milei realizó una visita inesperada a Paraguay, la primera desde que asumió como presidente de Argentina, con apenas unas horas de aviso previo. En su encuentro con Santiago Peña en el Palacio de López, no se concretaron avances en asuntos bilaterales de relevancia.

El propósito de Milei fue netamente político: fortalecer una alianza con Peña para contrarrestar la influencia de Lula da Silva en el Mercosur, especialmente frente a los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump a nivel global.

Durante la declaración conjunta, Peña describió el diálogo como una “charla entre economistas”, destacando la naturaleza improvisada de la reunión, en la que no se permitió la participación de la prensa.

Según medios argentinos, Milei intenta formar un bloque alternativo al liderado por Brasil —que cuenta con Uruguay y Bolivia como aliados— para negociar excepciones con Estados Unidos en esta disputa comercial. Esta estrategia se alinea con los preparativos para la Cumbre del Mercosur, que se celebrará este semestre bajo la presidencia pro témpore de Argentina, evento al que Peña confirmó su asistencia.

El presidente argentino también capitalizó las tensiones entre Paraguay y Brasil, agravadas por el ciberhackeo cometido por el gobierno de Jair Bolsonaro a sistemas paraguayos para obtener datos sobre el Tratado de Itaipú.

Aunque Peña asumió con respaldo de Lula, su relación con Brasil se deterioró tras apoyar medidas de Trump en migración y comercio, lo que llevó a Lula a bloquear la candidatura del canciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano en la OEA.

Milei llegó acompañado por su hermana Karina Milei, secretaria general de la Presidencia; Gerardo Werthein, canciller argentino; y Guillermo Nielsen, embajador en Paraguay. El viaje, breve y sin agenda concreta, contrastó con las seis visitas de Peña a Argentina, dos de ellas para reunirse con Milei en Buenos Aires.

En su discurso en el Palacio de López, Milei enfatizó su postura ideológica, alejándose de otros líderes regionales. “El presidente Peña y yo entendemos que la prosperidad viene de la desregulación y el superávit fiscal, alcanzando el bien común mediante las ideas de libertad, no por la justicia social, que implica redistribuir riqueza a la fuerza como promueven los colectivistas”, afirmó.

Además, destacó una alianza con Paraguay dentro del Mercosur: “Ambos países serán un modelo para Sudamérica, luchando contra el Estado omnipresente y deficitario, fomentando la cooperación y el comercio”.

Sin embargo, temas cruciales quedaron fuera de la discusión. No se abordó la deuda argentina de 50 millones de dólares a Yacyretá por generación energética, ni los conflictos sobre la hidrovía del Paraná, que Milei busca privatizar en el tramo argentino. También quedaron pendientes las negociaciones entre Mercosur y la Unión Europea, que podrían abrir ese mercado como alternativa a Estados Unidos, así como la postura regional frente a los aranceles de Trump.

Otros asuntos relegados incluyeron las relaciones comerciales con China —donde Paraguay es el único obstáculo por su vínculo con Taiwán— y problemas fronterizos como el paso migratorio y el crimen organizado en la triple frontera, pese a su relevancia para ambos países. Paraguay, con una economía en crecimiento sostenido durante dos décadas y sin inflación, sigue atrayendo inversores globales, mientras Milei apuesta por posicionar a Argentina y Paraguay como ejemplos de un nuevo rumbo en la región.

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